¿Qué tal? ¿Cómo ha ido la semana? ¿Bien? Bueno, vamos con otro email del sobrino de la Encarnita. Y, hoy, hablamos de Bitcoin.
Bitcoin, Bitcoin, Bitcoin.
Cada poco tiempo sale en las noticias. Tienes un vecino que se ha hecho millonario con él y un primo que se arruinó.
Todo el mundo habla de él y tú sigues sin entender una puta mierda.
Y es normal, porque no es fácil.
Por suerte, a mí estas cositas de la economía siempre me han gustado y, además, la parte de la tecnología se me ha dado medianamente bien.
Así que, hoy, quiero hablarte de la relación de Bitcoin con el mundo rural.
Vamos primero a lo fundamental. ¿Qué es Bitcoin, cómo funciona y por qué es tan revolucionario?
Bitcoin pretende ser dinero digital. Pero ser dinero digital es mucho más difícil de lo que podría parecer.
En internet, cualquier cosa se puede duplicar sin coste. Tú tienes una foto, me la pasas a mí, y ahora existen dos de esas fotos sin ningún coste.
Esto está muy bien, pero, cuando lo que se duplica es el dinero, tenemos un problema gordo: Ese dinero pierde todo su valor enseguida porque deja de ser escaso.
Yo tengo una moneda virtual, te la mando a ti para que me des un producto o servicio y… ¿Quién te dice a ti que no uso esa misma moneda virtual para comprar 1000 cosas?
Tradicionalmente, esto se ha solucionado con un intermediario de confianza. Un banco, una plataforma autorizada por el gobierno… Alguien que se encarga de decir “esta moneda digital que tenía A ahora la tiene B”.
Pero, claro, un dinero que depende de un tercero no es un dinero libre. Nadie necesita el visto bueno de un tercero para pagar con oro o con billetes.
Pues bien, esto es lo que soluciona Bitcoin y la razón por la que es tan revolucionario.
Bitcoin es un libro de contabilidad. Un balance. Exactamente igual que eso de “esta moneda digital que tenía A ahora la tiene B”.
Pero sin intermediario de confianza.
¿Cómo lo logra? Pues con un sistema de validación descentralizado.
Hay una serie de personas que se dedican a comprobar que las transacciones se han efectuado de forma legal y correcta y que los fondos se han trasladado de una persona a otra.
Cuando se ha validado la transacción, ésta es irreversible y las monedas utilizadas por A dejan de estar disponibles en su cartera y pasan a estarlo en la cartera de B.
Por supuesto, detrás de esto hay toda una serie de mecanismos para que el asunto funcione. No me voy a parar a detallarlo porque es muy aburrido y muy técnico.
Simplemente, te basta con saber que el sistema no se basa en la confianza en ninguna persona, sino en algoritmos matemáticos.
Y funciona.
Por eso es tan revolucionario, porque es la primera vez que tenemos dinero digital libre.
Aunque una cosa es que algo pretenda ser dinero y otra cosa es que consiga serlo.
Bitcoin pretende ser dinero, pero aún no lo es.
¿Por qué no lo es? Bueno… Porque la gente no lo utiliza como tal.
Y es normal, eh. Es un proyecto que tiene 10 años de vida, prácticamente. Es muy poco tiempo. Y la mayoría del mundo no lo conoció hasta hace 5 años.
Ahora, no deja de crecer día tras día. Y no me refiero a su precio, sino a su uso. Que es lo importante para que llegue a ser dinero.
Cada vez son más personas quienes lo utilizan para comprar cosas. ¿Quién sabe dónde estará dentro de diez años?
Y, claro, el valor que tenga un bitcoin dependerá de cuánto cumpla su objetivo. Es decir, de cuánto lo utilice la gente como dinero.
Así que, si tienes un bitcoin hoy, que aún no es dinero, y dentro de diez años sí lo es, esa misma cantidad de dinero (de bitcoin) podrá comprar muchas más cosas.
Si hoy puedes comprar 30 vacas con un bitcoin, el día de mañana podrás comprar 300.
Puede que pienses que Bitcoin es algo demasiado tecnológico para tener una relación razonable con la vida rural.
Pero hay más conexiones de las que podría parecer.
Bitcoin tiene la ventaja de que, si lo deseas, puede ser anónimo (no lo es de por sí, pero puede llegar a serlo si haces las cosas bien).
Es decir, el Estado no puede acceder a tu dinero.
Esto facilita mucho vivir al margen del Estado y de la sociedad. Y es algo que viene muy bien en entornos rurales, donde las cosas se siguen resolviendo con un apretón de manos.
Por no hablar de la gente de ciudad que quiere huir de la sociedad.
Como yo.
En fin, que Bitcoin puede ser una auténtica revolución (yo estoy seguro de que lo va a ser)… ¡Y puede ser un buen empujón a la España Vaciada!
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