Hace unos días que apareció la noticia: Asturias vuelve a registrar otro récord… en pueblos abandonados, siendo las Cuencas Mineras, antaño tan ricas y lugar de destino de tantos migrantes que llegaron del resto de la Península, las que más sufren esta despoblación. Asturias tiene 880 pueblos donde no vive ni un solo vecino. En algunos casos, llevan décadas vacíos. Y, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE), hay 321 pueblos que sobreviven con apenas un habitante. Y ya son más de 3.000 los núcleos que no tienen más de 10 habitantes.
En el resto de España la situación es bastante similar. Solo nos hemos decidido enfocar en Asturias por ser el hogar de Piensos Lago.
En apenas dos años hemos añadido, solo en esta región verde del norte de España, 180 pueblos que han quedado sin vecinos, y alcanza un nuevo récord, superando por primera vez la barrera de los 800.
Al mismo tiempo, no tenemos hijos. En general, la tasa de natalidad de España sigue cayendo y no tiene visos de crecer. Entre la precariedad que cada vez arrastramos más años, y el estilo de vida de los millenials, no tiene pinta de que esta vaya a aumentar mucho. Aunque, al mismo tiempo, los políticos de toda Europa, vean eficiente, que para evitar la llegada de personas de otros países, creemos alambradas para reducir la llegada de personas o dejemos a gente ahogarse en el mar, con los barcos de rescate parados en puertos. Con este panorama, la solución para atraer vida a los pueblos se limita a la idea de llamar la atención de los urbanitas, o de personas residentes en pueblos grandes, no necesariamente ciudades.
Siendo la vivienda tan cara, el traspaso a la zona rural, en tiempos como los actuales en los que podemos trabajar a distancia con un ordenador y una conexión a Internet, supone un ahorro y no parece tan complicado.
El caso de Fraguas
De todos modos, a pesar de la catástrofe que vive la zona rural española, acabamos de ser testigos de cómo seis personas han sido condenadas a penas de cárcel y altas multas por repoblar una zona abandonada, Fraguas,un pueblo abandonado en la Sierra Norte de Guadalajara, por la Junta de Castilla-La Mancha. Concretamente, estas seis personas han sido condenadas a un año y seis meses de cárcel y a una sanción de 16.380 euros. Además, deberán pagar la demolición de las casas que han ido levantando de las ruinas en los últimos cinco años. La Junta será quien valore el coste final de esas tareas de demolición. Si los seis condenados se niegan a pagar o no son capaces de reunir el dinero, la pena aumentaría a un total de tres años de cárcel, lo que les obligaría a ingresar en prisión. La pena alega que los okupas estaban en el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara, que está protegido. Los jóvenes recuerdan que había gente antes viviendo allí, el pueblo quedó abandonado en los años 60, pero estos les dieron permiso a rehabilitarlo.
Entonces, estas noticias no nos dan mucha motivación para ir a pueblos abandonados y repoblarlos. Pero, afortunadamente, Fraguas no es el único ejemplo y no debe echarnos para atrás. Y tenemos muchos otros que han salido bien.
Proyectos que siguen en pie
El caso de Fraguas podría desmoralizar a los grupos de personas que quieran decidirse por repoblar áreas abandonadas. Pero no debería ser así. Hay muchos otros proyectos que están ahí y que siguen. Algunos llevan décadas y otros están comenzando.
Hace unas semanas, Piensos Lago publicaba el caso de Aineto, en Huesca, en el Alto Aragón. Su okupación comenzó en los años ochenta y, en poco tiempo, consiguió que se les abriera una escuela, porque había el número de niños suficiente para este logro. Una escuela que aún siguen en pie. Luis Alonso, uno de los repobladores, que nos concedió una entrevista, explicaba que, mientras en principio no se tomó muy en serio este proyecto, por la ideología de los repobladores (los políticos de la región menospreciaban su trabajo hablando de unos hippies que probablemente pronto cambiarían de opinión), con el tiempo ha ido usándose como un ejemplo para la repoblación de esa región, una de las más vacías del estado. Dice Luis que la densidad de población en esa región está por debajo de la que se registra en el Sáhara.
"Tenemos una asociación, de tres pueblos. Y hay un movimiento político en Aragón que pone sobre la mesa el tema de la despoblación, el cual es un tema grave. Hasta se da casa y vivienda a gente para que vaya a pueblos", dice Luis que recuerda que Aineto resultó muy barato para la administración. "Asentamos población, pagamos impuestos, hay empresas y al estado le sale barato porque solo nos daban el dinero para los materiales, pero el diseño y la mano de obra para desarrollo de los espacios públicos de la localidad lo pusimos nosotros".
Y, recuerda Luis que "aún se multa la ocupación de pueblos. Si los pueblos se abrieran. Si dejasen a los ciudadanos libertad para sacarles partidos, habría mucha más gente".
Probablemente, el ejemplo más conocido de pueblos abandonados y repoblados sea Lakabe en Navarra. Como ellos mismos se describen: "Quedó deshabitado en la década de los sesenta y fue okupado en 1980 por un grupo de jóvenes provenientes del movimiento de objeción de conciencia que soñaba con construir un espacio comunitario alternativo y transformador, adaptándose a los ritmos de la naturaleza". Alrededor de cuarenta personas dan vida ahora a este pueblo: tomando las decisiones de manera asamblearia, cultivando las huertas y cuidando los animales, de forma comunitaria,, gestionando su propia energía eléctrica con un sistema aislado que funciona solo con energías renovables, reforestando los bosques y haciendo una gestión forestal respetuosa con el entorno, entre otros asuntos.
Otros ejemplo conocidos son los de Granadilla (Cáceres), Búbal (Huesca) y Umbralejo(Guadalajara). En Asturias no hay ningún gran proyecto de repoblación. Lo que no quiere decir que no puedas ser tú mismo quien lo empiece.
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