Ya tengas un pequeño jardín o bien una huerta, llega un momento en el que surge la pregunta: ¿qué tipo de fertilizante utilizar? Como ya sabes, los fertilizantes tienen la misión de suministrar al suelo nutrientes y demás sustancias que le pueden faltar a este con el objetivo de estimular el crecimiento. A grandes rasgos, podemos decir que hay dos tipos de fertilizantes: sólidos y líquidos. Estos últimos han experimentado un auténtico boom en los últimos años, especialmente por su fácil aplicación y su rápida absorción por el suelo. Si te decantas por ellos, te interesa echar un vistazo a esta guía práctica para la aplicación de fertilizantes líquidos.
Los fertilizantes líquidos deben elegirse en función de las características físicas y químicas del suelo, así como sus necesidades nutritivas, según recuerda la Asociación Nacional de Fabricantes de Fertilizantes (ANFFE). Esto significa que debe contener los nutrientes óptimos: nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K), pero también magnesio, calcio, zinc, cobre o azufre. Todos los abonos de EnLago garantizan una óptima proporción de NPK.
En nuestro catálogo no te costará ningún trabajo identificar el apropiado. Si estás buscando un abono genérico para plantas ornamentales, de interior o terraza, prueba el fertilizante líquido universal. También hay productos más específicos de acuerdo con el tipo de planta, como, por ejemplo, los fertilizantes líquidos para rosales o para geranios.
En términos generales, hay tres formas de aplicar un fertilizante: radicular, foliar y fetirriego. La vía radicular consiste en aplicar el fertilizante líquido en la base de la planta. Dependiendo del producto, puede realizarse directamente o bien diluyéndolo en agua. En este método, es esencial prestar atención a la dosis para no dañar las raíces.
Foliar quiere decir fertilizar las hojas de la planta. Más que como una fórmula única, se recomienda que sea un complemento a la anterior para acelerar la absorción de nutrientes.
Por último, el fetirriego alude al hecho de agregar el fertilizante al agua de riego. Esta modalidad es excepcional porque permite optimizar el agua al aprovecharla para aportar los nutrientes que necesitan las plantas.
Y así llegamos a la pregunta del millón: ¿qué cantidad de fertilizante es la apropiada? Para responder a esta pregunta hay que tener en cuenta tres factores: el tipo de suelo, el tipo de cultivo y en qué etapa fisiológica se encuentra.
En el caso de plantas de jardín, la cantidad de fertilizante debe ser más bien escasa. De lo contrario, se corre el riesgo de asfixiarlas. Resulta, de hecho, más conveniente aplicar una menor dosis con mayor frecuencia.
No importa si no sabes cuál es la dosis adecuada, dado que los fertilizantes líquidos de EnLago incorporan instrucciones muy precisas para orientarte. Su tapón dosificador permite calcular de manera muy exacta qué cantidad se requiere antes de diluirlos en agua.
Recuerda que los fertilizantes se aplican en la época de crecimiento de las plantas. En el caso de las plantas con flor, la temporada de mayor necesidad del cultivo es de marzo a octubre.
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