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Las yeguas y los caballos de Veigalacueva

Jueves, 09 de julio de 2020

Cuando llega el calor, los puertos de montaña de Asturias y de muchos lugares del mundo, se llenan de vacas, yeguas y caballos. Y también de terneros (que en asturiano se llaman ?xata? o ?xatu?) y de potros y potras. Estamos en la época del año en la que las hembras dan a luz y, si ellas quieren y aceptan la monta del macho, se preparan para volver al periodo de gestación que dura once meses. 

 

En el concejo de Quirós, en las antiguas escuelas de la localidad de Villamarcel comienza un camino ascendente que merece la pena hacer. Es fácil de andar, siempre asfaltado y con unas vistas preciosas que, tras unos seis kilómetros de caminata te llevará al paraíso para decenas de yeguas, caballos, potros y también para el ganado vacuno. El lugar se llama Veigalacueva y precede a las más conocidas lagunas situadas en la Braña Canchongo. 

 

Las ventajas de tener caballos

 

En lo alto de la montaña, en Veigalacueva, está Lucero, un caballo precioso que este año se ha puesto al cuidado de unas 16 yeguas. Es el semental, una palabra que aunque se use a veces para hablar de los humanos, en realidad es para designar a ese caballo encargado de montar a las yeguas en primavera y verano, época de celo de las hembras. Y también se encarga de cuidarlas y de evitar que otros caballos, también habitantes de Veigalacueva, se les acerquen. Eso sí, esta monta no se puede llevar a cabo sin el consentimiento de ellas. 

 

Jesús es el dueño de Lucero. Es de Villamarcel. Y en las aldeas asturianas es bastante común que todos sus habitantes tengan animales. Allí la naturaleza es parte del día a día, de las actividades cotidianas. Para mantener que el pasto de los prados no crezca más de la cuenta, lo mejor es tener animales que se vayan alimentando de esa hierba en libertad. ¿Por qué decidió tener caballos y no vacas? Jesús dice que se decantó por los primeros porque, además de que son animales que le encantan, llevan muy bien el frío del invierno, lo que hace que no haya que quitarles la libertad en los meses de frío. 

 

A Jesús, como a muchas personas amantes de la naturaleza, no le gustan los animales encerrados, aunque sabe que algunos, como el ganado vacuno, necesita encerrarse cuando llega el invierno. 

 

En el pueblo tiene otras dos yeguas: Carbonera, que es casi negra como el carbón y Lucera. Ambas acaban de parir a sus crías. Carbonera tuvo a Simón cuando aún la población estaba en plena desescalada del confinamiento y de ahí el nombre (el más escuchado en los últimos meses, probablemente). Y Linda, que tiene pocas semanas de vida y aún solo persigue a su madre imitándola en todo lo que hace como una extensión de su cuerpo hacia el lateral derecho. 


 

Periodo de gestación de una yegua y reproducción

 

El periodo de gestación de una yegua es de once meses y es por el comienzo del verano cuando suelen dar a luz. A diferencia de otros animales, que necesitan del apoyo de las personas para sacar a la cría, las yeguas pueden hacerlo solas. Eso sí, siempre es bueno y necesario estar muy pendiente y cerca del animal para los días previos y posteriores de ese proceso. 

 

Unas semanas después de que den a luz, ya pueden volver a quedarse preñadas. Aunque solo si ellas quieren. Lo que hay que hacer es llevarles al semental, al caballo cerca. 

Él intentará montar a la yegua y, si ella quiere, se dejará hacer. Si no, le dará una o varias patadas y la situación no se puede forzar, ya que esas patadas pueden dejar daños en el caballo. 

 

Las orejas de estos animales expresan mucho, así que si ves a la yegua con las oreja para atrás, es que no confía en lo que está sucediendo. Si las tiene ligeramente hacia adelante es que está cómoda y bien. 

 

Si la yegua no acepta al caballo, no te preocupes, puedes y debes volver a intentarlo. Normalmente, tres días más tarde y ver la reacción de la yegua. Si vuelve a ser negativa, espera varios días, 10 u 11 y vuelve a intentar conseguir que ambos animales quieran reproducirse. Si la yegua vuelve a negar al caballo, puede que ese año no vaya a haber gestación ni una nueva criatura un año después. 

 

Habituando espacios para las yeguas y los caballos

 

Sobre todo en las épocas de poco frío, donde mejor están los animales es al aire libre, en prados que tengan que pacer. Es importante que estos espacios, si no son muy grandes, estén bien cercados y seguros. Los caballos son muy ágiles y pueden intentar saltar, salir y llegar a dañarse en algún lugar o quedar atrapados en algún agujero o pozo que encuentren en el camino. 

 

Si están en espacios enormes y abiertos como es Veigalacueva, pueden prescindir de las vallas, porque tienen mucho campo para correr y saltar y es improbable que vayan a querer ir a otro lugar. 

 

Las dos yeguas que están en el pueblo, ahora con su potro y su potra recién integrados a la familia, pacen los prados que Jesús tiene en Villamarcel. Y casi a diario él  les lleva sal, que para un caballo es como la mejor de las golosinas.  Y, además es muy necesaria para el cuerpo de estos animales, ya que aporta electrolitos de sodio y cloro, escasos en la dieta común del ganado equino. 

 

En la finca tiene instalada una bañera unida a un tanque de agua y con un sistema idéntico al de una cisterna de baño para que los animales beban. El sistema ayuda a que el agua vaya saliendo saliendo del surtidor a la bañera, frenando cuando esta se llena y así no derramar el líquido. 

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Fotos: Bárbara Bécares

 

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