El compost es el producto de la descomposición natural de la materia orgánica, hecho por los organismos descomponedores (bacterias, hongos) y por pequeños animales detritívoros, como lombrices y escarabajos.
El vermicompost, en cambio, es el producto de la descomposición de la materia orgánica realizado únicamente por la actividad de ciertas especies de lombrices, principalmente las del género Eisenia. La más utilizada es la lombriz roja de California (Eisenia foetida), pues facilita que el proceso se realice más rápidamente. El vermicompostaje puede desarrollarse en cualquier residencia particular, utilizando los residuos orgánicos generados en el entorno doméstico, fundamentalmente restos de naturaleza orgánica procedentes de restos vegetales frescos, es decir que no hayan sido cocinados.
Estas lombrices, a través de los tubos digestivos, y con la acción combinada de microorganismos transforman la materia orgánica en un producto llamado vermicompost o humus de lombriz. Éste es un compost con una mejor estructura y un mayor contenido de nutrientes, con respecto al compost obtenido sin la intervención de las lombrices.
La presencia de este humus en los suelos garantiza la reserva de sustancias nutritivas para las plantas, favorece la absorción y retención del agua, facilita la circulación del aire, limita los cambios bruscos de temperatura y hume- dad, bloquea a muchos compuestos tóxicos y provee alimentos a incontables y minúsculos animales que son la base de la cadena alimenticia. La vida y el crecimiento de las plantas y animales, es posible gracias al trabajo secreto de los descomponedores, de forma que sin ellos no habría vida sobre la Tierra.
Como anteriormente os hemos explicado, es una forma sencilla de reducir residuos y conseguir un abono de buena calidad.
Las razones para realizar vermicompost doméstico son las siguientes:
Lo primero que debemos elegir es el sitio donde colocarlo, podremos ponerlo en una terraza, patio, balcón e incluso dentro de casa.
Si el sitio que elegimos, es en el exterior, debemos tener en cuenta que esté en la sombra y que podamos protegerlo de las heladas.
Debemos adquirir una vermicompostadora y un sustrato correspondiente para que puedan vivir las lombrices en él. Normalmente las vermicompostadoras incorporan el sustrato.
Si no tenemos el sustrato podemos mezclar tierra del huerto y algo de estiércol de oveja y caballo ya fermentado. Esta tierra hay que dejarla extendida unos 15 días para que se airé antes de introducirla en la vermicompostadora. Cuando la tierra cambie a un color marrón oscuro y no genere ningún mal olor, ya estará lista.
Para la colocación en la vermicompostadora pondremos primero una hoja de periódico o un cartón, en segundo lugar el sustrato, después las lombrices y, por último, una capa de residuos orgánicos procedentes de nuestro hogar o jardín.
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