Como ya te hemos contando en otras ocasiones, el invierno es la época en la que el huerto da menos trabajo de todo el año. Y es que el número de vegetales o frutos que pueden crecer es mucho más reducido que en las temporadas en las que hace calor y el sol se mezcla con las lluvias que alimentan la tierra. Y que, además, las plagas más temidas por los agricultores están ahora más quietas que nunca a causa también del frío y las heladas.
Pero estamos en un momento idóneo para crear muchos semilleros que se pueden luego plantar en la tierra cuando llegue la productiva y colorida primavera. Eso sí, siempre teniendo en cuenta cuáles son esas plantas y esos vegetales que crecen durante la primavera. Siempre tratando de respetar el curso de la naturaleza. Es decir, que si haces ahora un semillero de un vegetal típico del otoño, lo más probable es que no consiga florecer.
¿Para qué sirven los semilleros?
Lo primero de todo es comprender por qué se recomienda hacer semilleros y cuál es su función. Semillero se le denomina al envase, pequeño, donde se incluye mucha tierra y mucho compost (mitad y mitad más o menos) y unas semillas (de la misma planta, sin mezclar), con el objetivo de hacerlas germinar de una forma sencilla.
Y es que, por el hecho de ser pequeños es mucho más fácil controlar que todo esté yendo bien en el proceso de crecimiento de la semilla y que no contenga plagas. Además, como se puede mover de lugar fácilmente, tú mismo puedes ir moviendo el semillero en busca de la cantidad de luz que necesita. También es mucho más sencillo observar si cuenta con la cantidad de agua que requiere esa planta o vegetal.
¿Cómo se pueden hacer semilleros en invierno?
Lo primero de todo, necesitas el material adecuado para ello. Y cabe decir que es muy barato. Puedes comprar bandejas de semilleros. Las hay de plástico y las hay de cartón reciclado. Puedes venir varios huecos o pueden ser individuales. Otra opción es reciclar algo que tengas en casa como un tarro de yogur, en ese caso debes hacerle agujeros en su base.
También necesitas las semillas de las plantas que vayas a cultivar la próxima primavera (si no recuerdas cuáles son, entra en este enlace y encontrarás la respuesta), tierra y sustrato o compo, que puede ser natural de tu jardín o que puedes comprar. Lo común es poner mitad y mitad sin llenar hasta arriba el semillero. Humedece ligeramente esa tierra antes de poner la semilla, con un pulverizador, mejor, para estar seguro de que no has puesto más agua de la necesaria.
Haz en la tierra un agujero poco profundo, con la yema de un dedo y pon ahí una o dos semillas y cúbrelas ligeramente.
Sitúa ese nuevo semillero en un lugar donde reciba luz del sol pero que esté libre de viento y de lluvias. Y ahora llega el momento de cuidarlos para que esas semillas germinen. Y de esperar al buen tiempo para pasar las futuras plantas a la huerta.
Ponle nombre en cada semillero. Porque cada planta va a necesitar de ciertos cuidados diferentes así que siempre debes saber cuál es la planta que estás cuidando en cada caso.
Vete manteniendo la humedad de esa semilla, sin ahogarla. Y siempre haz uso de algún repelente. Aunque tus futuros vegetales o flores estén en un semillero, también pueden atraer diferentes plagas como hongos, así que no las pierdas de vista.
Normalmente un mes es un período de tiempo razonable para que las semillas estén en condiciones de ser puestas en la huerta.
¿Y qué hago si tengo unas semillas pero no es momento aún de plantarlas?
Imagínate que alguien te ha regalado unas semillas de algo que te encanta. O que las has comprado tú, pero que por algún motivo, no han llegado a la tierra cuando era su momento. En ese caso, necesitas conservarlas hasta que sea el tiempo del año que su especie necesita para crecer.
O puedes buscarles un espacio que asemeje al clima que esas semillas necesitan para germinar. Puede resultar un poco más complicado, pero si amas la huerta, seguro que te encanta experimentar. Y para esos experimentos agrícolas, los semilleros son muy necesarios.
Para la conservación de una semilla que no debe plantarse aún, por norma general se recomienda que se guarde en un lugar seco. De hecho, si por algún motivo está húmeda, déjala que se seque y luego ponga en un recipiente que no tenga nada de humedad. Y ese recipiente debe poder cerrarse herméticamente, como un tarro de mermelada con tapa cuando esta se ha acabado, por ejemplo. Además, no te olvides de poner en ese recipiente la fecha cuando la guardaste, la especie de la que es la semilla y su origen.
Y la otra opción que te comentábamos es la de experimentar. Igual que lugares como el invernadero son idóneos para retar, un poco aunque sea, al clima, gracias al calor que dan los plásticos, el hecho de contar con semillas en recintos pequeños como los semilleros nos llevan también a poder usar recintos internos para tratar de hacer germinar plantas que necesitan un clima cálido aunque sea invierno. Eso sí, tendrás que pensar dónde vas a situar esa planta cuando crezca, si fuera aún no hay el clima adecuado.
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